Ayer fue un día triste, Lulú, la perrita que tengo desde los 6 años murió. Lúlu fue un regalo de Papá Noel hace 17 años. Recuerdo que mi hermana y yo volvíamos de pasar unos días en casa de mi padre cuando vimos, a los pies de mi madre, una bolita negra y temblorosa. Mi abuela estaba sentada en el sofá de al lado y... no recuerdo si fui yo o fue mi hermana que dijimos:
- Yaya, ¿te has comprado un gatito?

Jeje, y no, era Lulú, la perra que estaría durante tantos años a nuestro lado. Cuando la trajo el hombre gordo vestido de rojo, era muy muy pequeña y se perdía constantemente. Una día nos volvimos locas buscándola, no aparecía por ninguna parte y nos preocupamos muchísimo. Después de varias horas la oímos llorar y descubrimos que estaba debajo del sofá. Nunca me hubiera imaginado que cupiera allí, todavíia no sabemos como llegó a meterse. Desde ese día, llevó cascabel. Era super mona, porque el cascabel, con una cabezita tan pequeña y unas patitas tan finas, se veía enorme. Si es que era de rebonica!!
Además, siempre ha sido una perra muy buena, mientras mi hermana y yo estabamos en el colegio, se quedaba sola en casa, e incluso ha llegado a pasar tres días enteros sola por alguna circunstancia. Al principio, cuando volvíamos de algún viaje corto y entrábamos en casa, se nos caía el alma al suelo de ver que no había comido nada en los 2 o 3 días. Yo creo que era por pena, porque no estabamos con ella.
Cuando yo era pequeña y me encerraba en mi habitación porque estaba enfadada o triste, Lulú rascaba mi puerta hasta que le dejaba entrar y estar conmigo... Son tantos recuerdos con ella... aún no puedo hacerle a la idea de que ya no esté.