Vacaciones

Por fin de vacaciones, sí, aunque no sean pagadas a mí me gusta llamarlas así. Hace mucho,pero que mucho tiempo que no tenía días para descansar (aunque tengo que reconocer que el aqüeducto de fallas y Semana Santa ayudó bastante).
Estos días se deben a mi cambio de trabajo. Bueno, no es exactamente un cambio... o sí. No lo tengo claro, jeje. Voy a trabajar en otro lugar, pero con la mayoría de las personas de mi actual trabajo y haciendo lo mismo. El tiempo entre uno y otro me ha dejado dos semanas y media libres, las cuales quería aprovechar de alguna forma y después de mucho pensar decidimos planear una escapada a Granada. Serán solo 4 días pero hace tiempo que me llama la atención esa ciudad y después de navegar por páginas de turismo, galerías de fotos, wikipedia y foros varios, he acabado enamorándome.
Así que la semana que viene visitaré la nominadaamaravilladelmundo Alhambra, pasearé por las calles del Albaicín, me sentaré a contemplar la ciudad desde el Mirador de San Nicolás y, por si fuera poco, podré darle un abrazo a mi niña granaína, a mi Patri.
Y bueno, después de contar lo bueno que conllevan los días libres, contaré también los pequeños desastres. Esta mañana he salido de casa tranquilamente para ir al ambulatorio, nada serio, pero quería consultar una duda que me ronda la cabeza desde hace tiempo, la cual, ha resultado resolverse con "ansiedad". Pero a ver, ¿¿¿alguien cree que yo me ansio??? porque yo no lo creo, ansiada es la Belén Esteban, que cada vez que habla de su Jesulín parece que se le vayan a salir los ojos de la cara. Ansias es Flippy del Hormiguero, que se empeña en chapucear chatarra a la que luego llama experimentos. Ansias es el presentador de Pasapalabra... pero yo no! jajaja. De todas formas, el viernes que viene me harán una prueba para asegurarse de que no es nada. En fin...
Y volviendo a lo que íbamos, iba yo tan trankila después de haber descartado cosas malas, disfrutando de poder andar por el barrio una mañana entre semana, mirando escaparates, descubriendo que ya ha llegado a las tiendas la fruta de verano y pensando en como repartir el resto de la mañana, que no lo he visto venir. Llego a la puerta de casa, introduzco la llave en la cerradura mientras escucho las patitas de Kiara en el suelo mientras corre a recibirme. Giro la llave un cuarto y... ¿no gira más? En efecto, habéis pensado bien, me he quedado fuera, venga a mover la puerta, que si la subo, que si tirando hacia fuera, ahora hacia la derecha,etc. Después de un rato he acabado llamando a D. desdesperada, no se si por no poder entrar o por oír los lloros de mi pequeña al escucharme pero no poder verme.
He bajado a la calle en busca de un cerrajero y he encontrado uno, pero no había nadie, un poco ansiada, he de reconocer (tenía excusa en este caso) he llamado a mi madre, porque madre no hay más que una y ella tendría la solución. Nada, di una vuelta por el barrio, saqué dinero para pagar al cerrajero fantasma y se me ocurrió volver a su puerta. Seguía sin estar pero un abuelito muy muy pero que muy simpático, me ha hecho ver que en la puerta había un cartel con un número de movil. Gracias señor abuelito!
Al llamar, e han dicho que tardarían una hora o dos, mierd...... grrrrrrr. Aran, tranquilízate, volvamos e intentémoslo con más calma. Puerta para arriba, un poquito de fuerta, ahora hacia afuera, ya casi, ya casi y.... tchaa tchaaaaaaan!!!! llave rota!
jajaj, no, eso era broma, jiji. He podido entrar y abrazar a mi pequeña adolescente, he llamado al cerrajero para avisarle de que estoy dentro, que venga cuando pueda, y aquí estoy, encerrada en casa, jajaja.
Luego os contaré como acaba la cosa.