Viaje a Roma Primera Parte
Hace dos fines de semana estuve en Roma. Sí, por fin parece que puedo contarlo. Fueron cuatro días geniales que empezaron de forma algo rara. LLegamos al aeropuerto a las 10:15, el avión salía a las 12 y siempre te aconsejan llegar entre una hora y media y dos antes. Facturamos las maletas y pasamos la primera puerta de embarque para poder comprar algo en las tiendas Dutty Free de dentro. Cuando faltaban 10 minutos para la hora nos fuimos a hacer cola en la puerta d
e embarque de nuestro vuelo y allí esperamos... Esperamos hasta que en la pantalla apareció el cartel de "Retrasado". Vale, es normal, llueve mucho y el avión habrá salido con retraso de donde quiera que venga. El caso es que allí estabámos esperando cuando aparecieron unos hombrecillos del aeropuerto, que por cierto unos de ellos parecía un niño de San Idelfonso, y no veáis el cachondeo que nos llevábamos David y yo cantando "Cientocincuentamiiiiiiiiiiiil eeeeeeeeuroooooooos". Pero bueno, nos dio una noticia que no esperábamos

- Hombrecillo que acompañababa al niño de San Idelfonso: El avión ha intentado aterrizar y no le ha sido posible a causa del temporal, ahora mismo ha efectuado su aterrizaje en el aeropuerto de Castellón por lo que el vuelo se retrasará, les aconsejo que se sienten, les avisaremos cuando puedan embarcar.
En fin, nos fuimos a tomar un café, que remedio, y seguimos planeando cosillas del viaje. Cuando había pasado más o menos media o una hora (pasamos tanto tiempo por allí que ya no consigo recordarlo) el 'hombrecillo' nos comunicó queel vuelo había sido cancelado. Y sin más explicaciones se fue. ¿Y que se supone que hacemos ahora? David se cabreó un poco porque la compañía la habia elegido yo porque es de bajo coste pero es que Ryanair nunca me había causado problemas hasta ahora. En fin, ¿Qué hacemos ahora? Y Arantxa se hizo la enterada para que no cundiera el pánico. Bajamos al mostrador de Ryanair e imaginaos la situación, todo el vuelo avalanzado sobre un mostrador que deberá tener dos metros de ancho y a la otra parte del mism
o, dos chicas que más bien deberían trabajar como floreros en algún rincón de un hotel. El caso es que no se eteraban de nada y no sabían que hacer, en vez de antendernos llamaban por teléfono y nos decían que nos esperaramos. Al final, se nos informó de que 20 personas cabían en el vuelo del sábado por la noche. Pero claro, irnos sábado noche para volver el lunes por la mañaána... a verdad es que no compensa. Al final le pregunté a la chica por algún otro destino dentro de Italia y me dijo que quedaban unas cuantas plazas para el de Pisa, eur salía por la tarde. Así que lo cambiamos por ese, algún tren debería de haber de Pisa a Roma, ¿no?

Estuvimos todo el día en el aeropuerto, desfactura maletas del vuelo de Roma, vuelve a facturarlas para el de Pisa y, además de eso... el miedo de no salir en la lista de pasajeros de Pisa, porque no nos habían dado ningún papel con un nuevo número de facturación, y el miedo también de que se volviera a cancelar, puesto que seguía lloviendo...
(Seguiré en otro momento, ahora tengo que arreglarme para ir a clase)