Un rato tonto

De vez en cuando me encuentro a mi misma en medio de un ejercicio de retrospección. A veces, una se ve en el pasado e intenta recordar que pensaba exactamente cuando ciertas situaciones se daban a su alrededor.
Cuando descubres que algo o alguien no era ni es como siempre habías creído, cuando abres los ojos y piensas si realmente has estado equivocado, cuando por fín reaccionas y ves el pasado con más nitidez.
Un día cualquiera empiezas a pensar en la lejanía de ciertas personas a las que quieres, o simplemente, recuerdas que hace demasiado tiempo que no hablas con alguien.
Es durante estos ejercicios cuando me regaño por no vivir más, por desaprovechar algunos minutos, por no utilizar cada segundo en mantener las relaciones humanas, en llamar por teléfono a un amigo, en tomar café con un familiar, en plantar un árbol.
No tengo miedo ni reparo en decir que soy feliz, no lo creo, sé que lo soy. Y echaré de menos momentos que ya no tengo, y pasaré días tristes, mañanas en las que me lamentaré por no haber aprovechado el tiempo.
Creo que lo importante es aprender a sentirse bien con uno mismo, siempre que el mundo te deje.